domingo, 7 de enero de 2007

La generosidad del Marino F.C.



La generosidad del Marino F.C.
© JAVIER DOMÍNGUEZ GARCIA




El Marino Football Club es el primer club de fútbol de las Islas Canarias que ha llegado a su centenario. Un 12 de mayo de 1905 fue fundado por D. Eusebio Santana Torres junto a otros entusiastas de un deporte que súbditos británicos habían traído a las islas unos años antes, allá por finales del ochocientos. Nada menos que cien años de vida deportiva y social lleva el club azul de “fuera de la portada”, hoy exiliado en su sede al populoso barrio de la Feria del Atlántico. En esta larga trayectoria que forma parte de la historia del fútbol canario hay que destacar las grandes gestas deportivas y también aquellos momentos de crisis de los que supo rehacerse y volver a ser, junto a su digno rival, el Real Victoria del Puerto de La Luz, el club por el que sentían sus simpatías los ciudadanos de Las Palmas. No vamos a repetir aquí las gestas heroicas en el deporte del balompié que en tiempos atrás protagonizaron los futbolistas y seguidores marinistas, pero si quisiéramos resaltar el espíritu desinteresado y generoso que en distintos momentos importantes en el devenir futbolístico grancanario protagonizó el centenario club.
Si nos vamos en el tiempo a los años veinte del pasado siglo, veremos como el fútbol en Canarias, después de un entusiasta principio, tuvo una gran crisis en 1917 como consecuencia de la primera guerra mundial. Todos los equipos que existían hasta el momento desaparecieron y no hubo prácticamente actividad futbolística hasta 1922 en que el Marino y los marinistas encabezados por Eliseo Ojeda y otros deportistas del Puerto de La Luz, como Gonçalvez , reorganizaron los equipos y volvieron a la actividad deportiva. Se considera la Copa Lucana de 1922 como el punto de partida de esta historia maravillosa que han vivido nada menos que cuatro generaciones de canarios a lo largo de mas de un siglo de actividad. Esta histórica Copa Lucana se conserva todavía en las vitrinas del club marinista.
Era el Marino el equipo de las grandes pasiones, de las grandes polémicas, de las grandes actuaciones. También fue el de las decadencias deportivas, el de las menguadas actuaciones, el de aquellos días tristes. El ancestral grito del “riqui-raca” fue traído de Cuba por un seguidor marinista y el otro grito de guerra en los años cuarenta ¡Serenidad Marino! lo popularizó Manuel Alonso , quien tras el portero también se batía contra los rivales, árbitros y adversarios de su querido equipo azul. Se escribe una historia de amor y desamor entre los eternos rivales Marino y Victoria. La afición futbolística grancanaria se decanta por uno u otro equipo. El Marino F.C. es un ídolo popular, a quien le conceden este honor por votación en 1925. Una historia paralela de los dos grandes rivales. Una historia que en poco tiempo llevaron a ambos a confluir en nuestra Unión Deportiva Las Palmas, donde en su escudo figura, como no, el del Marino F.C. junto a los otros clubes fusionados.
Y para llegar a este punto, el Marino F.C. hizo gala de una generosidad fuera de lo común. Bajo la presidencia de D. Eufemiano Fuentes se construye el Estadio de Las Palmas en 1944. En todo ese camino hasta 1949, se van escribiendo con letras de oro la historia de una pasión por el balompié que colapsaba la ciudad cuando un gran “match” de rivalidad tocaba en el calendario. Marino y Victoria eran dos grandes en el fútbol insular y no querían renunciar a tanta historia futbolística en aras a un nuevo proyecto. Llegados a ese punto, es el Marino quien primero renunció a su patrimonio y palmarés deportivo para integrarse en nuestra querida Unión Deportiva de Las Palmas. Fue generoso el Marino F.C. al ceder su terreno de juego al nuevo “equipo único” y gracias a esa generosidad sería por mas de 50 años el primer coliseo futbolístico de Gran Canaria :el Estadio Insular. Una generosidad fuera de lo común, pues también debido a la “alineación indebida” del jugador marinista Fidel, fue la Unión Deportiva y no el Marino F.C., quien ostentó la representación canaria en la Liga Nacional que por méritos deportivos le correspondía.
Se cumplen en este año los cien de existencia del modesto club y sin grandes fastos ni oropeles quienes lo dirigen en la actualidad siguen entusiastas su tradición social y deportiva. Las autoridades actuales parecen desconocer esta historia de la que han formado parte nuestros antecesores . Ni tan siquiera una placa al final de la calle Cebrián, allí junto a la marea, para conmemorar su nacimiento. También se han olvidado de Antonio Rojas, ídolo marinista que dio su nombre al viejo campo de Las Rehoyas y que podría volver a llamarse así a los nuevos campos allí existentes. Y que decir sobre el viejo recinto del Estadio Insular, su futuro y su posible uso. No vamos a añadir nada nuevo a la polémica surgida con su demolición o no, pero si quisiéramos desde nuestra modesta opinión pedir a quien corresponda que en ese viejo coliseo se le adjudique al club centenario un local donde tener su sede social, donde mostrar sus trofeos y su historia, que también es parte de la historia de Las Palmas de Gran Canaria y de sus ciudadanos. Sería el agradecimiento que una ciudad debe a un modesto club que siempre supo sacrificar sus honores ante el progreso colectivo de la ciudad en que nació.

*Profesor. Investigador del Fútbol Canario

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